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viernes, 24 de julio de 2015

lady relatos: Salvados

Relato: ¿Salvados?

    

El coche frenó bruscamente, pero el conductor no anduvo vivo y se le fue de la calzada. Cuando él y el otro ocupante quisieron darse cuenta, medio automóvil colgaba peligrosamente de un enorme farallón hacia abajo. Oscilaba amenazante hasta que por fin paró de zarandearse y se estabilizó.

Cuentos y relatos sobre aliens. Extraterrestres.-¡Pásame ese martillo, deprisa, que nos caemos! Menos mal que tengo aquí mi material de escalada de los domingos. Clavaré unas puntas, después pasaré esa cuerda y…
-¿Y no sería mejor intentar salir del coche sin más, abrir la puerta y salir?
-Si salimos bruscamente, todo caerá, y nosotros también. 
-Espera. Yo tengo una solución más sencilla. 

El copiloto sacó un silbato de su bolsillo y lo hizo sonar. Al momento ocurrió algo que ni su compañero de viaje ni nadie más sabía, que él guardaba un as en la manga. Un caballo blanco alado llegó volando hacia ellos.

martes, 21 de julio de 2015

lady relatos: Almas de seda blanca

Relato: Almas de seda blanca


Versalles, diciembre de 1763

Cuentos y relatos sobre la música y la igualdadHenriette se escondía siempre. No le estaba permitido asistir a los conciertos de los diferentes compositores que solían celebrarse en palacio, pero había uno que desde que llegó unos días atrás le cautivó sin remedio, y eso que no era más que un niño: Mozart, de seis tiernos años de edad. Su afición por la música del joven compositor le llenaba tanto el espíritu, que maldecía su humilde cuna cada vez que las adornadas puertas beiges del salón de conciertos se cerraban ante ella, dejándola fuera. Adoraba la viva suavidad del sonido del clavecín que tantas veces había oído tocar, pero nunca de aquella manera tan imaginativa, diestra y precisa.

jueves, 16 de julio de 2015

lady relatos: Las apariencias engañan. Bestia o ángel.

Relato: Bestia o ángel


Cuentos y relatos.
El chico quedó paralizado mientras aquella bestia amenazaba con destrozarlo. Se trataba de uno de esos perros creados en laboratorio durante la Segunda Guerra Mundial. “No debería estar permitido que perros como éste campen a sus anchas sin bozal, correa y su dueño siempre cerca”, pensaba mientras le temblaba todo el cuerpo. Y eso era mucho temblar. El perro se encontraba como a veinte metros del muchacho, y ladraba con tal insistencia, que se le hizo imposible avanzar.
Al joven le había costado una enfermedad acudir al médico para tratar esa obesidad que le estaba aislando de la sociedad: a sus veintidós años aún no había conocido mujer, pues en su enorme humanidad sólo el sudor le acompañaba tercamente, como en una alianza que nadie quiere, como un castigo que ninguno cree merecer. Su madre, sus hermanos, su único amigo habían insistido tanto y durante tanto tiempo que acabó por claudicar y visitar al endocrino. Éste le proporcionó una dieta y un plan de ejercicios que, dado el tremendo peso que sufría, consistía en salir a andar durante el primer mes rodeando la manzana de casas de su barrio, cosa que alguien en su peso no podía tomarle más allá de cinco minutos a él le llevaba media hora. Una vuelta a la manzana las primeras dos semanas, dos vueltas las dos siguientes, y así hasta el regreso a la primera revisión, un mes después. 
Inició la rutina del quinto día de la segunda semana. Caminaba con mucho esfuerzo, animado por esa ansiedad que crea el deseo de cambio, aunque pocas jornadas antes él ni se había planteado darle una vuelta tan radical a su vida: comer mejor y levantarse del sofá. Pero, mientras doblaba la primera esquina salió ese perro desconocido a ladrarle, paralizándolo de terror. Él, en lugar de hablar cariñosamente al animal para calmarlo, lo puso más nervioso, comenzó a sudar copiosa y visiblemente. El perro continuaba ladrando, y el joven ya no sabía qué hacer, si retroceder, si avanzar ignorando al perro o si pedir ayuda a gritos ante semejante alarde de mala uva.
Cuento corto sobre las falsas apariencias.Entonces ocurrió algo inesperado. Se oyó un estruendo en la calle a la que el joven trataba de acceder. Había estallado una bomba. El perro dejó de ladrar, la bomba le había alcanzado de lleno. Al retenerle, el can que parecía tan amenazante le había salvado la vida. El joven comprendió al instante y se acercó al perro para ver si podía hacer algo por él, pero el animal falleció en sus manos, mientras se las lamía. Compró un pequeño ramo de flores y lo depositó en el lugar en el cual había caído su salvador. El joven decidió dedicar al animal todo su esfuerzo para lograr su meta. Juró no olvidar aquella lección que momentos antes no supo interpretar, nunca más dejarse llevar por las apariencias, pues el perro, a pesar de su feroz aspecto, demostró tener buenas intenciones.

No obstante, si no se hubiera asustado, posiblemente habría muerto… Si no le hubieran impactado las apariencias del perro, ¡quién sabe si habría sido alcanzado por la explosión! El joven creyó aprender que es deseable no dejarse llevar por las apariencias, aunque en este caso concreto, este prejuicio le había salvado la vida.



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-En el panteón. En este cuento, la pequeña protagonista cobra conciencia en el interior del panteón familiar, donde yacen los restos de un ser querido. Pero... ¿Qué falla aquí?
-Caida libre. Este intenso relato, al igual que el anterior, pertenece a la serie de cuentos dedicados a los sueños. Esta vez, el protagonista, que padece de vértigo, sufre una odisea cada noche, en sus sueños...


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Bestia o ángel de Susana Villar està subjecta a una llicència de Reconeixement 4.0 Internacional de Creative Commons

martes, 14 de julio de 2015

lady relatos: Cuentos de sueños, 3. ¡Guerra!

RELATO: ¡GUERRA!


cuentos y relatos sobre la guerra
Estaba mirando por la ventana que daba hacia el río, por la parte opuesta a la fachada del edificio. Mi ciudad en sueños siempre se manifiesta tomando lo que he visto de otras ciudades y me gustó de algún modo subconsciente, y aquella vez no fue distinto: era una mezcla entre Ponferrada, Santiago de Compostela y San Sebastián, y la parte del río era netamente ponferradina, con el castillo templario en la parte alta de la ribera del Sil.
     Pero ese día no me gustó lo que vi, aquello me hizo gritar, el castillo estaba ardiendo, los edificios que bordeaban la orilla inferior del río, ardían igualmente. Caían bombas de lejanos aviones, y mucha gente, como yo, miraba por la ventana profiriendo gritos de espanto, otros corrían por las calles echándose las manos a la cabeza cuando veían la magnitud del desastre. Nadie nos había avisado, pero obviamente estábamos en medio de una guerra. Se oían tremendos ruidos de derrumbes a nuestro alrededor. Yo aquel día estaba sola con mi hijo pequeño, de apenas tres años, mi compañero aún no había regresado del trabajo, y tomé la decisión de salir de allí a escape. Lo tomé en brazos y huimos hacia el parque de la parte alta. 
Cuentos y relatos. Cuento corto que transcurre en una Ponferrada en guerra.
Allí algunas personas habían levantado refugios de lata, chabolas que presumían eran resistentes a las bombas, y, aunque parecían pequeñas, en su interior albergaban miles de personas. Mi compañero estaba allí, y me dijo que habían decidido venir hacia ese lugar directamente desde el trabajo, pensando que, viendo la situación, yo haría lo mismo. Él me conocía bien, era notorio. La consigna era permanecer acostados boca abajo dentro del albergue, y a través de ventanucos a ras del suelo veíamos cómo caían las bombas sobre toda la ciudad, que ardía casi completamente. Súbitamente oímos una sirena que anunciaba un bombardeo sobre el lugar en el que estábamos, así que nosotros tres salimos corriendo de allí sin pensarlo, mientras una bomba destrozaba el refugio  y cientos de personas resultaban heridas o muertas. Permanecimos escondidos entre los setos y rosales del parque, y de esa forma, las bombas dejaron de caer. Unas horas después, salimos de allí, cuando comprobamos que ya había parado el bombardeo, y nos dimos cuenta entre risas, que estábamos salvados.

     Pero mirando desde aquella colina del parque, vimos que la ciudad no era más que una pila ingente y kilométrica de cadáveres y escombros. No se veía a nadie más con vida: estábamos solos.



Si te gustó este cuento corto, tal vez te gusten estos otros:
-En el Panteón. La pequeña protagonista sueña estar en su interior, acompañando a su hermana fallecida. Pero... ¿Qué hay de raro en ello? Descúbrelo.
-Melenas. Emotivo y tierno relato corto sobre la opresión y la falta de libertad.



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¡Guerra! by Susana Villar is licensed under a Creative Commons Reconocimiento 4.0 Internacional License.

miércoles, 8 de julio de 2015

lady relatos: Cuentos de sueños, 2. En el panteón

RELATO: EN EL PANTEÓN


cuentos y relatos
Mi hermana pequeña había enfermado. Tenía apenas dos años y todos nos habíamos encariñado tremendamente con ella, por su carácter mimoso y zalamero. Pero un mal día, o más bien, una mala noche, ella dejó de vivir. Horrible noticia. Lloré amargamente, como sintiéndome culpable por no haber sido capaz de haber espantado la enfermedad del cuerpo de mi hermana;  yo no era médico por lo que mi responsabilidad en esta muerte no existía, y sin embargo  me sentía culpable. Había  sido la sensación más desagradable que jamás me tocó soñar, aunque no sería la única.
     Se oficiaron los funerales, muchas personas llenaban la iglesia, y como era costumbre en el siglo XIX, el sepelio tuvo lugar en el cementerio que rodeaba la iglesia, en el panteón familiar, pues gozábamos de una alta posición social.
     Cerraron la puerta de barrotes de hierro negro. Los ataúdes de cristal de toda la familia yacían allí, a la vista, y su visión provocaba en mí tremenda congoja, forraban las paredes y el polvo se acumulaba sobre todos ellos, aumentando mi desazón. ¿Se habrían equivocado? Me habían dejado dentro de aquel lugar, en cuyo centro descansaba el ataúd transparente de mi hermana. Grité con todas mis fuerzas, pero vi cómo toda mi familia, enlutada de arriba abajo, se iba de aquel lugar dejándome allí, con el cadáver de mi hermana, sin hacer caso de mis lamentos. La decoración del panteón había variado, ahora dos ataúdes de cristal transparente descansaban en su centro.
     Así que esa era la explicación de todo. Las dos estábamos ya del mismo lado, mas, ¿cuánto tiempo llevaba yo en aquel lugar? ¿Fue la llegada de mi hermana lo que me hizo salir de mi mortaja? La miraba dormida en su cama de cristal, y nunca me había sentido tan triste.

     Aún recuerdo la visión de la luna en cuarto menguante, iluminando las vetustas cruces de las otras sepulturas, a través de los barrotes de la puerta.



Si te gusto este cuento, seguro que te encantará este otro, que también va de sueños:
-Caida libre. El protagonista nos habla de su atroz vértigo y de un abominable y recurrente sueño.

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lunes, 6 de julio de 2015

lady relatos: relato corto sobre la opresión y el ansia de libertad

RELATO: MELENAS


relatos y cuentos cortos.
Melenas había nacido libre. Era un caballo de hermosa planta, alto, fibroso, de brillante piel negra y largas crines. Melenas sabía correr como el viento, alzarse de manos hacia las nubes y rodearse de otros que, como él, sólo aspiraban a vivir en la naturaleza, felices. Melenas trotaba, pastaba y amaba tiernamente a Lunita, la yegua por la que había abandonado a sus padres. Melenas y Lunita tenían dos preciosos potrillos que crecían felices a su lado. Pero un día unos hombres que pasaban por aquellas praderas americanas lo vieron, y, sin piedad, le tendieron una emboscada. Lunita pudo escapar, pero Melenas fue secuestrado y llevado a un rancho lejano. Ya no era libre. Ya no era feliz.

miércoles, 1 de julio de 2015

lady relatos: Cuentos de sueños, 1. Caída libre

CUENTOS DE SUEÑOS, 1. CAÍDA  LIBRE


Lo clásico. Me encontraba parada frente al precipicio, tranquila, mirando hacia abajo. Teniendo en cuenta mi vértigo ancestral, mi terrible miedo a las alturas, no dejaba de ser algo extraño en mí. Yo soy la clásica que tiembla ante la perspectiva de tener que alcanzar algo en altura, y tener que subir a una silla o escalera para llegar, y dadas mis escuetas medidas a lo alto, era algo a lo que me enfrentaba casi a diario.

Relatos y cuentos sobre sueños     Y allí estaba yo. Sola. Mirando hacia el vacío. El tiempo pasaba lento, y no parecía variar mi situación frente a la nada. No se veía el fondo, pero eso no parecía inquietarme.

     En un momento dado, una mano invisible me empujó en dirección al vacío, y me dejé llevar. Al principio grité desesperada por lo inminente de mi final. Pero no se producía, porque el fondo no llegaba. Me callé y traté de concentrarme en divisar el suelo, pero no se veía, y mi velocidad era endemoniada, caía y el terror se apoderó de mí por lo prolongado de la certeza del final, porque inexorablemente yo no vería terminar el nuevo día que acababa de nacer. La locura sustituyó al susto, y llegué a rogar para que aquello concluyese cuanto antes, pero el suelo no parecía existir, y mi velocidad aumentaba hasta límites que producían dolor.

     El fin no llegaba, y me preguntaba si el infierno se parecería a esto que me tocaba vivir. Cada noche lo mismo. Cómo odiaba en aquellos días mis sueños.

     Nunca dejé de caer, y nunca un abismo fue tan profundo. Descubrí el valor de lo eterno. 



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-En el Panteón. La pequeña protagonista sueña estar en su interior, acompañando a su hermana fallecida. Pero... ¿Qué hay de raro en ello?
-Toulouse to lose. Atmosférico e intenso, ambientado en el París bohemio de Toulouse-Lautrec.

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